Democracia: una divinidad peligrosa

Es sabido por todos que dentro de una semana la mayoría de los esclavos del estado argentino tendrán que renovar a la cabeza visible del Monstruo. Esta recibe el nombre de Presidente, aunque daría lo mismo si tuviera el nombre de Rey, Emperador o Director Supremo, eso no cambia sus funciones. Robarnos el dinero quê ganamos( impuestos), cómo debemos vivir nuestras vidas quê es bueno para nosotros (leyes contra el tabaco, campañas contra la obesidad, guerra contra las drogas), imposición de un determinado tipo de moralidad al resto de nosotros (si es conservador será la mojigata visión de los "valores tradicionales"; si es progre, la moral del "interês social"); lavado de cerebro, que consiste en imponer la idea de que una sociedad sin estado cae en el caos más absoluto, y reina el horror y la muerte, claro que la seguridad y el orden les son otorgados a costa de su libertad. Pero ellos la entregan a estos delincuentes en bandeja de plata, adoctrinados como estan por los dos pilares de la barbarie y la incultura: la escuela pública y los medios masivos de comunicación. Ninguna de las dos áreas es manejada con recursos enteramente particulares, si bien en el papel hay escuelas privadas, los planes de estudio y la manera de enfocar la educación vienen del Ministerio de Educación, que dicta cuál es la verdad oficial que los alumnos deben memorizar y repetir como loritos bien educados. Los medios masivos dependen del estado en muchas formas: êl es dueño del espectro radioelêctrico, otroga las licencias que permiten funcionar a las televisoras, a las radios, a los periódicos, es lógico que êstas rindan pleitesía al estado. Pueden ser críticos de ciertos gobiernos, pero nunca ni por asomo se les ocurre que el estado es la institucionalización del robo, el monopolio y la violencia. El problema según ellos son las personas que toman las riendas del estado, no que el estado sea un institución podrida hasta el núcleo. Además, necesitan de la coacción que provee el estado para eliminar posibles competidores, crear mercados cautivos o lisa y llanamente el dinero que los políticos les proveen para mantener a flote sus pseudo-emprendimientos. A cambio le otogan infinita adulación (mientras dure la plata).
Años de "brainwashing", de propaganda colectivista, nos obliga a concurrir a votar, nos dicen que es el ejercicio más alto de libertad que tenemos....Elegir al mandamás de turno. Que es una obligación esencial, que es vital para asegurar la paz social, el contrato social, el tejido social y todo la caterva de têrminos que finalizan con social.
Lysander Spooner decía que delegar el dominio de uno mismo, o de terceros (como se hace en una votación) es ilegítimo, ya que nadie puede obligar a terceros a hacer aquello que no desean. Pongamos un ejemplo, se presenta a las elecciones un partido que desea abolir la propiedad privada, gana por el 60% de los votos, bien, esa cantidad de personas quieren vivir en una sociedad de propiedad comunitaria. ¿Quê cuernos hacemos con el restante 40%? ¿O con los que la ley no habilita para votar? ¿Deben ser obligados a vivir algo que no eligieron? La triste lógica de la democracia nos dice que sí.
En suma, la democracia es otra forma de la tiranía colectivista, con mejor prensa que el fascismo o el comunismo, pero que a la larga conllevan los mismo efectos. Así que cuando vaya a votar, recuerde las palabras de Spooner:

"El gobierno como un asaltador de caminos dice al hombre: tu dinero o tu vida y la mayoría, si no todos los impuestos, son pagados bajo la amenaza de esa coacción. Pero el asaltador de caminos toma sobre sí la responsabilidad, peligro y delito de su propio acto. No pretende tener ningún derecho sobre tu dinero (...) ni tiene la impudicia suficiente de profesar que es un mero protector y que toma el dinero de los hombres contra su voluntad simplemente para permitirle protegerles (...) a quienes se sienten perfectamente capaces de protegerse a si mismos o no aprecian su peculiar sistema de protección (...) El asaltador de caminos una vez que te ha quitado tu dinero te deja en paz y no persiste en seguirte (...), asumir que es tu soberano por derecho (..) o protegerte".