El Viking Liberal

Wednesday, September 08, 2010

Leyendo el prólogo al Tao Te Ching, el ingenuo y bienpensante comentarista hace el siguiente reproche:
Lástima que los estados no quieran seguir esta regla tan llena de virtud.

Desconoce que el Estado es incapaz de virtud alguna, y peor, deja entrever que podría hacer el bien si se lo propusiera, lo cual es imposible por su misma corrupta naturaleza. Es como pedirle al Sol que reduzca los 6000°C de su superficie, no puede porque es así. Y así es el Estado, una maquinaria inhumana de opresión que nunca deja de alimentarse.




Monday, September 06, 2010

Sombras nada más

Voy a intentar un catálogo de diversas ideas acerca de las sombras, sostenidas por diversos pueblos (o ciertos individuos de ciertos pueblos) a lo largo de la historia.

La sombra surge cuando la luz es obstaculizada por un objeto opaco, interacción entre luz y materia. Pero ciertas sociedades no occidentales, la sombra es algo mucho más misterioso, un ente autónomo en ocasiones, un reflejo del alam en otros, o una mezcla de ambos.
Según lo que se cuenta, estas sombras pueden actuar sobre el prójimo, al afectar su sombra, pero a su vez, ésta se encuentra alerta ante cualquier ataque. Los isleños de Wetar creen que si una sombra recibe un golpe, su dueño caerá enfermo. Para los nativos de las islas Banks es imperioso que las sombras no caigan en ciertos pedruscos de mal agüero, y sea devorada por éstos. Hay que evitar que nuestra sombra se proyecte sobre un ataúd abierto o dentro de una fosa mortuoria (los sagaces sepultureros de la China evitaban tal incoveniente "sujetando" sus sombras con tiras de papel). En Australia, los aborígenes creen que la sombra de la suegra puede rozarlos durante el sueño, enfermándolos aún más.
El guerrero mangaiani Tukaito poseía un vigor sobrehumano, sujeto a la variación de su sombra durante el día, un rival, un rival, al conocer esto, lo desafió al mediodía, cuando las sombras son lo más cortas posible, y logró derrotarlo, dándole muerte al héroe sin demasiada dificultad.
Los yorubas consideran que el alma está representada por ojijo, la Sombra, y que se puede hacer un gran mal a la persona echando sobre su sombra diversos conjuros. Los ewe piensan que en la sombra se combinan varios principios vitales: luvo, alma, gbobo, espíritu, vovoli, la sombra de todos los días. Vovoli puede ser usada de dos maneras casi indistintas, sombra en el sentido llan y la manifestación concreta del alma.
Según los dogon la sombra producida por el Sol representaría al alma "no-inteligente", una mezcla de cualidades y defectos de la persona que la proyecta, sería de sexo opuesto a su poseedor, un reverso místico, pero no e sun principio vital ya que se va al momento de la muerte.
Biya, la sombra de los songhays, se va de viaje durante el sueño (eso explca el acto de soñar), y está a merced de los hechiceros, quienes pretenden dvorarla para ganar más poder. Las tribus alladian y los ebrié tienen la misma palabra tanto para alma como para sombra causada por el Sol. Para los luba, tres sombras componen al espíritu (unvwo), la sombra ordinaria origina a las otras dos; gracias a la magia es posible encerrar ese alma dentro de la primera, tornando el cuerpo en invulnerable.
Citemos algunos ejemplos occidentales de este animismo: en la novela de 1813, Peter Schlemihl, de Adalbert von Chamisso, el protagonista vende su sombra al diablo, ocasionándole una serie de desgracias, debido al hecho que ya nadie puede ver su sombra proyectada o verse reflejado en el espejo. En Peter Pan (1904) de James Barrie, el protagonista, en su fuga, deja atrás su sombra, que es atrapada por Mrs. Darling y guardada en uno de sus cajones. El demonio en La Carrera del Libertino, de Stravinsky, se hace llamar Nick Shadow. Hugo von Hoffmanstahl y Richard Strauss compusieron La Mujer de la Sombra (1919), acerca de la hija del Rey de los Espíritus y de su incapacidad para tener hijos, de cómo conquistó la fertilidad luego de arduas pruebas para ganarse un sombra. La escena de la noche de Walpurgis en el Fausto de Goethe, está isnpirada en un juego de luces en las cimas de las montañas Hartz, donde la sombra del camnante, al crepúsculo, aumenta de tamaño y se ve rodeada de un halo colorido.
En la Hélade se creía que un perro podía caerse del techo si su sombra era atrevasada por una hiena de paso (no he podido encontrar una definición de hiena de paso, parecer ser que sólo es referenciada por mi cronista). El ombrage era un caballo que se asustaba de su sombra, Alejandro Magno corrigió este temor en Bucéfalo al obligarle a mirar siempre al Sol.
Por último, cito la referencia literaria a la sombra que a mí más me gusta, la de don Luis de Góngora y Argote:

El sueño (autor de representaciones),
en su teatro, sobre el viento armado,
sombras suele vestir de bulto bello.


Thursday, September 02, 2010

  • Play it again Murray!


  • Desconocía esta faceta jazzera y musical del genial Rothbard, me encanta como defiende el rigor y la forma en la música, siempre amenazados por los cultores de la cacofonía y la banalidad.

    Since great jazz requires great melodic songs at its base, the degeneration of jazz after World War II went hand in hand with the degeneration of the popular song, which finally descended into rock.

    Tuesday, August 31, 2010

    Curiosidades: La Princesa Caraboo

    La mañana del 3 de abril de 1817, en Almondsbury, Reino Unido, una extraña apereció por las calles del somnoliento pueblo, una mujer de un metro y medio de estatura, vestida con aire oriental, sobre la cabeza un mantón negro que se asemejaba a un turbante; hablaba un lenguaje completamente desconocido, y tuve que hecerse entender con los pueblerinos mediante señas. Por su aspecto parecía estar perdida o ser indigente, fue enviada al Supervisor de Pobres, quien a su vez la derivó a Knole Park, hogar de Samuel Worrall, magistrado del condado.
    Eran tiempos cargados de paranoia; a pesar de la derrota de Napoleón y de haberlo encarcelado en Santa Elena, el gobierno inglés seguía temeroso de sus partidarios y espías, quienes aparecían en todas partes, complotando contra la Corona y preparando el retorno de Bonaparte al continente. Debido a ese miedo, cualquier persona extraña o sospechosa era tenida bajo vigilancia. Con aquella mujer no fue diferente. Pero a medida que convivían con ella, la desconfianza fue dejando paso a la intriga, pronto quedaron fascinados con esta mujer (en especial Mrs Worrall, la esposa del magistrado). El primer acercamiento se produja cuando la mujer vio una ananá, y empezó a gritar: "Anana, anana, anana". Sus manos eran muy terzas y suaves, como si nunca hubiera tenido que trabajar, jamás bebía un vaso sin habérlo lavado ella misma; a pesar de parecer llegada de alguna remota esquina del mundo, Mr. Worrall juzgó que era de complexión mediterránea, tal vez española, griega, italiana, incluso gitana.
    Conforme pasaba el tiempo, iban comprendiendo la identidad de la mujer; supieron que su nombre era Caraboo, mientras se señalaba. Un marino portugués declaró que podía traducir lo que Caraboo decía. Así supieron que ella era una princesa, la gobernante de la isla de Javasu, en una vaga región geográfica entre el Indostán y Madagascar. Capturada por piratas para ser vendida como esclava, escapó cuando la vigilancia fue decuidada: Nadó por el enbravecido Canal de la Mancha hasta la costa inglesa.
    Cuando los Worrall se enteraron que ella pertenecía a la nobleza, no se cuidaron de avíserla a todo el condado, incluso a la prensa. La noticia se esparció por los periódicos por toda Inglaterra. La princesa empezó a vivir a lo grande, como correspondía a su jerarquía; pasaba sus días danzando, practicando esgrima, jugando en el campo, adorando a su dios, Allah Tallah. Su pasatiempo más notorio y celebrado era nadar desnuda.Los Worrall, mientras tanto, asprovechaban el reflejo de la gloria de su princesa. Craboo frimaba autógrafos con unos extraños carácteres que varios expertos en lenguas extranjeras trataron en vano de descifrar, Sir Rodericus Barthius, de la Bodleiana de Oxford se declaró completamente derrotado por la 2poética y crepúscular lengua de Javasu", Charles Ferguson McNally, del Etheridge College renunció a su cátedra, avergonado por la derrota.
    Sin embargo, todo llegó a un abrupto final cuando una dama de Bath, Mrs Neale reconció en el Bath Chronicle el retrato de la princesa como el de una criada que había tenido a su servicio, donde ella entretenía a sus hijos con una lengua fantasiosa de su completa invención, y que en realidad era Mary Baker, hijo de un zapatero remendón de Whiteridge, Devonshire. Forzada por las circunstancias, Caraboo admitió su impostura y confesó. Javasu no existía, el marinero había estado en connivencia con ella, la exritura que tantos desvelos causó no era más que meros garabatos fortuitos.
    Declaró que siempre se había sentido atraída por lo novelesco y maravilloso, en contraposición con el desesperante prosaismo de su vida. Además, basada en otro antecedente de engaño, La Muchacha de Formosa (1703), sabía que posar como una extranjera despertaría la simpatías de la gente. Fue exitosa en evocar la imagen misteriosa y voluptuosa del Oriente en la mentes de aquellos aburridos ingleses de la campiña, que adoctrinados por Byron, Keats y Shelley asociaban a lo oriental con la maravilla y la aventura. Los editorialista de Gran Bretaña la propusieron como modelo de satirista, al burlarse de la constante frivolidad de los aristócratas.
    Gracias a su encanto y carisma, pudo soportar y llevar bien el descubrimiento del engaño.Los Worrall la perdonaron, incluso Mrs Worrall le compró un pasaje a Philadelphia. Semanas después de su partida, un periodista inglés, Andrew Tattler, publicó un artículo en el que relataba cómo el barco que la llevaba a América se salió de su curso y encalló en Santa Helena. Allí habría conocido a al mísmisimo Napoleón, quien prendado de sus encantos, le había propuesto matrimonio. Ofrecimiento que ella rechazó. No era más que una broma, pero las subsiguientes biografía de Caraboo, publicaron esta historia como fidedigna. Su fama era notoria por aquellso lares, donde se formó un grupito de admiradores; siete años después, cansada de América, regresó a Inglaterra, eligió Bristol como su residencia. Allí daba contaba su hsitoria a quien quisiera escucharla. Conforme a su historia iba olvidándose, Mary encontró otro oficio, vendía sangujuelas a los hospitales y médicos (algo natural en la época). Murió tranquilamente el 4 de enero de 1865, fue enterrada en el cementerio de Hebron Road

    Monday, August 30, 2010

    Otra del Padre Brown

    -Un socialista es un hombre que desea que todas las chimeneas sean deshollinadas, y todos los deshollinadores recompensados por su trabajo.-Dijo Crook.
    Pero-completó el sacerdote en voz baja-no le consiente a uno ser dueño de su propio hollín.
    Las Estrellas Errantes.

    (Nótese el apellido del socialista Crook, torcido, ladrón, bribón).

    Tuesday, August 24, 2010

    Orden Natural

    -La razón y la justicia imperan hasta en la estrella más solitaria y más remota: mire usted esas estrellas. ¡No es verdad que parecen diamantes y zafiros? Imagínese a usted la biología, la botánica más fantástica que se le ocurra; piense usted que hay bosques de diamantes con hojas de brillantes; imagínese que la luna es azul, es un diamante elefantino. Pero no se imagine usted que esta astronomía frenética puede afectar los principios de la razón y la justica. En llanuras de ópalo, como en escolleras de perlas, siempre se encontrará usted con la sentencia: "No Robarás".
    El Padre Brown en La Cruz Azul,
    Gilbert Keith Chesterton.

    Sunday, August 22, 2010

    Alps, Alfs, Elfos y Silfos

    (Elfos Jugando, de August Malmstrõm)

    El escritor X. B. Saintine nos advierte que Alemania es una tierra donde nada se olvida ni se pierde, resurge. Así, pudo comparar a Lutero con un antiguo druida rebelado contra Roma nuevamente. Entonces, no es extraño encontarse con que los antiguos dioses de Germania sobrevivieran, rebajados a protagonistas de leyendas y cuentos de viejas. Pasaron a tener un nombre genérico, muy popular en nuestros días, y también el tamaño de sus cuerpos se redujo como su prestigio, me refiero a los Alps, Alfs, Elfos, o por último, los Silfos.
    Los viajero y ocasionales paseantes que se adentraran en el Schwartzwald u otro bosque de Alemania, tenían muchas chances de encontrarse con pueblos enteros de estos pequeños seres, que habían hecho de las porciones mínimas de bosque sus villas y ciudades. En efecto, podían asentarse en cualquier lugar, desde el agujero de un árbol, dentro de las flores, en el musgo, sobre o bajo los hongos. Por la noche salían a hacerse visitas y socializar, eran muy cuidadosos de las formas y no deseaban pasar por descorteses (no debe extrañarnos que hasta criaturas no-humanas fomenten la urbanidad, recuérdese a Stevenson:" la alegría y la urbanidad deben preceder a toda moral, ya que son deberes puros").
    La célebra y ambiciosa Reina Mab pertenecía a esta estirpe mágica, quien recorría sus amplios dominios en un espléndido carro hecho con una cáscara de avellana, tirado por insectos amaestrados.
    Sin sorpresa, usted ya habrá adivinado cómo transcurrían sus días estos pequeños, hamacándose en telarañas, nadando en agua de rocío atrapada por las flores acampanadas, bailaban en el aire, con el zumbido de las alas de los insectos como acompañamiento, lavaban sus ropas en rayos de Luna (algo que tendrían que tener en cuenta las amas de casa atareadas). A pesar de ser alemanes, no bebían cerveza, bebían un preparado a base de néctar de flores, gotas de rocío y leche de becerra para dar sabor. Si por algunas razón se veían privados de la luz, solar o lunar, invitiban a sus banquetes a los Trasgos, diablillos con alas de fuego que irradiaban toda la luz que los Alps necesitaban. Con el tiempo la gente los bautizó como Fuegos Fatuos (desterrando la superchería de que se trata de la combustión del hidrógeno o la presencia de fósforo en los terrenos pantanosos).
    Sin embargo, con el correr del tiempo, los Alps empezaron a tener mala fama, ya entrado el siglo XVIII ean conocidos como enemigos del hombre, que buscaban su perdición. En lugar de guiar a los viajeros hacia un lugar seguro a través de bosque, ahora los confundían y conducían a horrendas ciénagas donde encontraban la muerte. Los eruditos decimonónicos los dividen en dos grupos, igual de malvados, los Liosalfar, elfos claros y los Schwarzsalfar, elfos oscuros.
    Los elfos claros (muy similares a los Willis eslavos), acechan a cualquier incauto que traspase sus dominios, los encierran en una ronda mágica, una danza interminable, obligando al desdichado a bailar y bailar hasta extenuarse y colapsar. Por suerte para nosotros, los elfos claros dejan un rastro de estela plateada por donde pisan o vuelan, los baqueanos se percatan de estos signos y toman caminos más seguros.
    Los elfos oscuros se enseñorean del sueño de los hombres y contralan lo que estos hacen a la noche. Caminar de noche, subirse a los muebles, remedar las actividades diurnas; a veces guiaban a su víctima hasta los tejados, desde donde lo despeñaban. Luego se iban a ocupar otro cuerpo (años más tarde, se trataría de explicar esto con la absurda superstición del sonambulismo).
    Los Alps tienen el control de varios tipos de fuegos, aparte del fatuo podemos mencionar el de santelmo, tan caro a los marineros; el fuego grisú, tan temido entre los mineros, llamado el Rayo Subterráneo, cuyo dispensador era el Maestro Hoemmerling, que vigilaba que no se cometieran abusos en las minas, y fulminaba con el fuego grisú tanto a mineros como capataces desleales.
    Los Gnomos son los alps de la tierra, viven en cavernas, especialmente en las estalagtitas o charcos de agua plomiza, conviven con culebras enroscadas en los lechos de esos pequeños lagos, que poseían un sólo ojo de diamante rojizo. En el fondo de las cavernas siempre había un tesoro, maravilloso e inabarcable, protegido por un Grifo o por una serpiente-dragón (Fafnir). Pero esta zoología fantástica no acaba aquí: también hay perros negros como la noche merodeando por los pasillos de la cueva, en la aguas cercanas, uno sapos vigías cuidan que nadie se acerque. Los enanos suelen arriesgarse y recorrer estos lugares en busca de metales preciosos, con los cuales forjar maravillosos y terribles artefactos.

    Quien desee saber más puede examinar Romeo y Julieta, de Shakespeare, The Faerie-Queene, de Edmund Spenser, el vigésimo capítulo del Vernichtün der Rõse, de Alexander Schultz, Dialogues Between Puck and Oberon, de Andre Lang. O los ballets Las Sílfides de Franz Schubert o Las Sílfides y Cómo Prevenirlas de Johan Sebastian Mastropiero.