Rayos catódicos

Por lo general mantengo la tele apagada, no es que sea un intelectual, es que es muy aburrida la mayor parte del tiempo; pero en ocasiones, me siento masoquista y la encendió, luego sintonizó los canales de "noticias" (soy un degenerado, lo sé). No voy a decir lo que todos sabemos, cómo llenan las largas horas de programación con hechos triviales (los hechos verdaderamente importantes apenas merecen dos líneas en los medios masivos, si es que no son completamente ignorados), los muchos pandas que nacen en innumerables zoológicos chinos, los choques en la Panamericana, un vendedor de choripanes abjurando del género humano porque un tipo le sustrajo una ristra de chorizos que había logrado comprar gracias los nuevos subsidios del Gobierno Nacional. Son infaltables las transmisiones en vivo de Casa de Gobierno donde vemos a nuestra sonriente autócrata trbajando mucho, muchísimo por nosotros, para protegernos de nosotros mismos. No quiero dejar de mencionar a nuestros Sherlock Holmes o Nero Wolfs nacionales, los periodistas de policiales, que de alegres publicistas de la muerte en la sección policial de Crónica, pasaron a expertos juristas dignos de Hugo Grocio o Cesare Beccaria, no entiendo para qué existen todavía la anacrónica institución del proceso judicial y la falacia de que todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario, si estas lumbreras ya saben quién fue, cómo lo hicieron y por qué lo hicieron.
Pero no todo es malo, siempre está TCM y el 9 de agosto vuelven a transmitir por Film & Arts la serie e la BBC Poirot, una de las mejores adaptaciones que he visto (sin contar la que hicieron con Sherlock Holmes).