Las estampillas Puffin
El Standard Postage Catalogue no reconoce los sellos adhesivos que fueron editados para el "servicio postal" entre la isla de Lundy (división geográfica del ocêano Atlántico y el canal de Bristol), y la cercana oficina postal británica de Barnstaple, en la costa sudoeste de Gran Bretaña; pero un investigador de Tennessee, J. D. Stanard, ha hecho un profundo estudio sobre ellas, además de haber poseeído muchos de esos ejemplares. Creo que la historia es interesante.
En su libro sobre las estampillas Puffin, editado por la American Philatelic Society, en 1938, Stanard narra toda la historia de ellas y la isla donde se usaron que es (o era, porque mis referencias son de 1949) propiedad privada.
Durante el siglo XIX y hasta 1927, existía una oficina postal inglesa, que despachaba cartas con sellos ingleses corrientes. En 1927, un financista inglês llamado Martin Coles Harman, quien había comprado la isla a Augustus Langham Christie en 1925, avisó a las autoridades de correos, " no necesito una oficina postal en Lundy", puesto que êl personalmente llevaría la correspondencia desde la isla hasta Inglaterra, en su buque privado y sin exigir estipendio alguno (una vez más, eficiencia y caridad privada sobrepasando al esclerótico accionar estatal).
Deseoso de vigorizar sus títulos de propiedad sobre la isla, empezó a emitir su propia moneda y estampillas, comenzando el 1º de noviembre de 1929. Dejando de lado los "penny's" ingleses, e inventando una unidad, que denominó "puffin", de origen muy curioso. Hará unos doscientos años, los habitantes de Lundy hicieron un buen negocio vendiendo las plumas de unas cotorras autóctonas, llamadas puffins, las plumas servían para el trueque para cosas que necesitaban: queso, manteca, zapatos, tê (of course!!!) Así pues, las primeras monedas y sellos ostentaron las líneas de esa ave y el valor "un puffin", "medio puffin", etc.
Algún tiempo despuês, como no podía ser de otra manera, el gobierno británico impugnó el derecho de míster Harman de emitir su propia moneda, violando la prerrogativa real al respecto. El acusado sostuvo que tenía el derecho de hacer lo que le plugiera en su isla, ya que era su propiedad particular, negándose a obedecer a los agentes reales (y eso que no leyó a Mises o Lysander Spooner), que lo conminaban a detener la emisión de moneda particular. El asunto fue llevado ante las cortes superiores, y los documentos muestran que míster Harman perdió la partida (¡Que esperaban es la justicia para el estado! La justicia del Monstruo).
Tambiên se puso en tela de juicio su facultad a editar y franquear correo con ellas. Sin embargo, se le permitió continuar haciêndolo. Peron no se le permitió que ninguno de los ejemplares editados privadamnete, fueran puestos en los sobres para cartas al exterior de la isla.
La primera edición de la isla de Lundy fue impresa por Bradbury, Wilkinson and Company, de Inglaterra, en láminas de 120 unidades, divididas en cuatro partes de 30 ejemplares cada una. Los medio puffin ostentan la cabeza del ave e impresos en rojo; los un puffin lucen una imagen completa de tan singular bípedo y estan impresos en azul. El 13 de mayo del año 1929 fueron entregados a míster Harman, quinientos mil ejemplares de cada valor, que se fueron vendiendo a los pobladores y turistas. Una gran parte de esos sellos fueron entregados a comerciantes mayoristas de estampillas, quienes los compraron con avidez, pues aún no se sabía si iban a tener êxito entre los coleccionistas o no.
El señor Stanard conservaba en su colección las copias fotográficas originales (valga la paradoja) de los diseños utilizados para las estampillas y una serie de pruebas en negro. En mayo o junio del año 1930, el míster Harman, satisfecho de la buena venta de sus estampillas, aumentó las variedades añadiendo un "seis puffin" de color malva, un "nueve puffin" color marrón y un "doce puffin" color verde. En dos entregas del 11 de julio de 1930 y 11 de agosto del mismo año, le fueron consignados doscientos cincuenta mil sellos de cada valor.
La colección Stanard posee un ejemplar cancelado de seis puffin impreso en azul, siendo su color normal el malva; según el poseedor, tal era el color original de la pieza. Parece que poco despuês de ser ordenada la impresión, el color fue cambiado. Las unidades no usadas del sello azul son desconocidas, y el único ejemplar cancelado es propiedad de un coleccionista inglês, cuyo nombre nunca se divulgó.
Aunque los catalogos especializados no reconozcan la producción y validez de estas piezas, muchas personas insisten en comprarlas. Lo que no me sorprende, la afición de coleccionar sellos no tiene normas de hierro, cuyo incumplimiento acarree desgracias o sanciones, es ejercida según el saber y entender de nosotros, los coleccionistas.
En su libro sobre las estampillas Puffin, editado por la American Philatelic Society, en 1938, Stanard narra toda la historia de ellas y la isla donde se usaron que es (o era, porque mis referencias son de 1949) propiedad privada.
Durante el siglo XIX y hasta 1927, existía una oficina postal inglesa, que despachaba cartas con sellos ingleses corrientes. En 1927, un financista inglês llamado Martin Coles Harman, quien había comprado la isla a Augustus Langham Christie en 1925, avisó a las autoridades de correos, " no necesito una oficina postal en Lundy", puesto que êl personalmente llevaría la correspondencia desde la isla hasta Inglaterra, en su buque privado y sin exigir estipendio alguno (una vez más, eficiencia y caridad privada sobrepasando al esclerótico accionar estatal).
Deseoso de vigorizar sus títulos de propiedad sobre la isla, empezó a emitir su propia moneda y estampillas, comenzando el 1º de noviembre de 1929. Dejando de lado los "penny's" ingleses, e inventando una unidad, que denominó "puffin", de origen muy curioso. Hará unos doscientos años, los habitantes de Lundy hicieron un buen negocio vendiendo las plumas de unas cotorras autóctonas, llamadas puffins, las plumas servían para el trueque para cosas que necesitaban: queso, manteca, zapatos, tê (of course!!!) Así pues, las primeras monedas y sellos ostentaron las líneas de esa ave y el valor "un puffin", "medio puffin", etc.
Algún tiempo despuês, como no podía ser de otra manera, el gobierno británico impugnó el derecho de míster Harman de emitir su propia moneda, violando la prerrogativa real al respecto. El acusado sostuvo que tenía el derecho de hacer lo que le plugiera en su isla, ya que era su propiedad particular, negándose a obedecer a los agentes reales (y eso que no leyó a Mises o Lysander Spooner), que lo conminaban a detener la emisión de moneda particular. El asunto fue llevado ante las cortes superiores, y los documentos muestran que míster Harman perdió la partida (¡Que esperaban es la justicia para el estado! La justicia del Monstruo).
Tambiên se puso en tela de juicio su facultad a editar y franquear correo con ellas. Sin embargo, se le permitió continuar haciêndolo. Peron no se le permitió que ninguno de los ejemplares editados privadamnete, fueran puestos en los sobres para cartas al exterior de la isla.
La primera edición de la isla de Lundy fue impresa por Bradbury, Wilkinson and Company, de Inglaterra, en láminas de 120 unidades, divididas en cuatro partes de 30 ejemplares cada una. Los medio puffin ostentan la cabeza del ave e impresos en rojo; los un puffin lucen una imagen completa de tan singular bípedo y estan impresos en azul. El 13 de mayo del año 1929 fueron entregados a míster Harman, quinientos mil ejemplares de cada valor, que se fueron vendiendo a los pobladores y turistas. Una gran parte de esos sellos fueron entregados a comerciantes mayoristas de estampillas, quienes los compraron con avidez, pues aún no se sabía si iban a tener êxito entre los coleccionistas o no.
El señor Stanard conservaba en su colección las copias fotográficas originales (valga la paradoja) de los diseños utilizados para las estampillas y una serie de pruebas en negro. En mayo o junio del año 1930, el míster Harman, satisfecho de la buena venta de sus estampillas, aumentó las variedades añadiendo un "seis puffin" de color malva, un "nueve puffin" color marrón y un "doce puffin" color verde. En dos entregas del 11 de julio de 1930 y 11 de agosto del mismo año, le fueron consignados doscientos cincuenta mil sellos de cada valor.
La colección Stanard posee un ejemplar cancelado de seis puffin impreso en azul, siendo su color normal el malva; según el poseedor, tal era el color original de la pieza. Parece que poco despuês de ser ordenada la impresión, el color fue cambiado. Las unidades no usadas del sello azul son desconocidas, y el único ejemplar cancelado es propiedad de un coleccionista inglês, cuyo nombre nunca se divulgó.
Aunque los catalogos especializados no reconozcan la producción y validez de estas piezas, muchas personas insisten en comprarlas. Lo que no me sorprende, la afición de coleccionar sellos no tiene normas de hierro, cuyo incumplimiento acarree desgracias o sanciones, es ejercida según el saber y entender de nosotros, los coleccionistas.
4 Comments:
Sabés las estampas que deben valer infinito? las estampas de la stamp act y que sirvieron de excusa a los colonos norteamericanos para rebelarse.
By MarcosKtulu, at 4:35 PM
En realidad se las considera marcas pre-filatelicas, estampillas de verdad se consideran a aquellas piezas para franqueo de cartas utilizadas a partir de 1840.
By MagnusGodmunsson, at 7:18 AM
pero como es lo de las estampas? hay un album de figuritas?
By MarcosKtulu, at 10:49 AM
Thanks for the info on Puffin stamps. I now learned on these matters.
By Ricardo C. Guarde, at 11:35 PM
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