El Viking Liberal

Wednesday, September 26, 2007

En casa de Grimhild, Princesa de los godos

Entraron entonces, semejantes a reyes,
Los guerreros de Barba Larga, con mantos
escarlatas, cascos y cubrenucas,
corazas cortas, la espada al costado, cabello negro
y piel morena.

Todos venían con joyas y palabras de paz;
pedían perdón por tanto daño,
pero yo permanecí firme.

Entonces Grimhild me trajo el brebaje,
frío y áspero, para extinguir la cólera.
En êl estaba toda la fuerza de la tierra,
los abismos helados del mar y la sangre
de los jabalíes.

En el cuerno de beber había rojos signos
grabados, yo sabía leerlos.
En el brebaje, pescado, las espigas del país
de Hadding, que no habían sido
cortadas con hoja de hierro, y
entrañas de animales.

Había maleficios en ese brebaje,
fabucos asados y raíces de árboles,
ceniza del hogar, entrañas de aves,
higado de cerdo: entonces
se extinguió mi enojo.

En cuanto hubieron bebido todos
los de la sala, olvidaron la muerte
del Rey Edding.
Tres reyes cayeron en mis rodillas
y luego la propia Grimhild vino a mi lado.

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