Marcha atrás
Partamos de la base de que cada uno debe defenderse por sus propios medios, portando armas o contratando un sistema privado, uno puede pedir protección como quien mendiga cualquier otra cosa, pero no hay obligación êtica de obligar a otro a protegernos.
Ahí está la cuestión, ningún "plan de seguridad", de los mano dura o de los garantistas servirá, ambos son colectivismo puro y duro, tomando recursos de todos nosotros para alimentar a la injusticia estatista, delincuentes que nunca nos hicieron nada, o seguir reglas procesales que nada tienen que ver con la justicia.
La cuestión no es que hay que ahorcar a todos en Plaza de Mayo, o tratarlos dulcemente porque son "emergentes" de no se quê tipo de sociedad, las víctimas deben encargarse de perseguir a aquellos quienes los perjudicaron y tratar de obtener la reparación que ellos crean equivalente al daño perpetrado por el delincuentes (si alguien le robó, reclamele la devolución del objeto o de un monto, si asesinó a un familiar, puede hacerlo con su vida). El libre mercado ofrece las mejores garantías para que haya justicia aún a los pobres; la captura de criminales peligrosos podría encargarsele a Bounty-hunters (cazarecompensas), y no es chiste, durante la mayor parte del siglo XIX en USA y ahora incipientemente en Europa. El prestigio y el afán de atraer clientes (como ocurría en Islandia) obligarían a los tribunales privados a actuar con rectitud, ya que son motores poderosos en una sociedad libre. Asímismo las personas, alguien públicamente acusado de latrocinio o de asesino, y que no compadeciera voluntariamente arrojaría un oscuro cono de sospecha, proscribiendolo de la sociedad, así se vería obligado a comparecer y defenderse.
Es un tema complicado, pero esas son las razones por las cuáles no confío en Blumberg.
Pero detesto más a D'Elia. Servil sacerdote del Estado.
Ahí está la cuestión, ningún "plan de seguridad", de los mano dura o de los garantistas servirá, ambos son colectivismo puro y duro, tomando recursos de todos nosotros para alimentar a la injusticia estatista, delincuentes que nunca nos hicieron nada, o seguir reglas procesales que nada tienen que ver con la justicia.
La cuestión no es que hay que ahorcar a todos en Plaza de Mayo, o tratarlos dulcemente porque son "emergentes" de no se quê tipo de sociedad, las víctimas deben encargarse de perseguir a aquellos quienes los perjudicaron y tratar de obtener la reparación que ellos crean equivalente al daño perpetrado por el delincuentes (si alguien le robó, reclamele la devolución del objeto o de un monto, si asesinó a un familiar, puede hacerlo con su vida). El libre mercado ofrece las mejores garantías para que haya justicia aún a los pobres; la captura de criminales peligrosos podría encargarsele a Bounty-hunters (cazarecompensas), y no es chiste, durante la mayor parte del siglo XIX en USA y ahora incipientemente en Europa. El prestigio y el afán de atraer clientes (como ocurría en Islandia) obligarían a los tribunales privados a actuar con rectitud, ya que son motores poderosos en una sociedad libre. Asímismo las personas, alguien públicamente acusado de latrocinio o de asesino, y que no compadeciera voluntariamente arrojaría un oscuro cono de sospecha, proscribiendolo de la sociedad, así se vería obligado a comparecer y defenderse.
Es un tema complicado, pero esas son las razones por las cuáles no confío en Blumberg.
Pero detesto más a D'Elia. Servil sacerdote del Estado.
2 Comments:
Mmm.. en mi blog hice un post que también se titula "Marcha atrás". Deberíamos cambiarlo porque parece el título obvia la hablar de Blumerg, D´Elía y asociados.
La desestatización de la justicia es una idea excelente... Pero solo será aplicable cuando pasemos a la etapa de superhombres (en sentido Nietzchiano).
By Martin J., at 8:13 AM
Coincido, hay que ser muy superior para aguantar tanta libertad.
By MagnusGodmunsson, at 9:03 AM
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