Los intelectuales (Odín nos guarde de ellos!!!)

Más de una vez he descargado mi furia contra los intelectuales, de ninguna manera me hace un tipo inculto o bárbaro. Si bien detesto el cine con pretensiones de redimir a la humanidad, tambiên me aburro con ciertos bodrios hollywoodenses de 5o millones de dólares.
¿Por quê siempre fustigo a la intelingentzia? Por que elevan a la categoría de normas êticas sus preferencias artísticas, morales o simplemente las actitudes que les agradan. Si a un intelectuaal le preguntan sobre una película, la aprobará o anatematizará de acuerdo a su gusto, esto no tiene nada de malo, todos lo hacemos, la diferencia es el tono, la intención: Deben ver la película por que yo lo digo. No deben verla por que yo lo digo. Yo soy un ser muy superior a ustedes, conozco todos los secretos del Orden Superior y del Inferior. Deben obedecerme, comprar mis libros, ir a mis espectaculos y acatar todas mis opiniones.
El mundillo intelectual es un orbe cerrado, se conocen entre sí, se aplauden entre sí, se tiran flores.
Comen lo que otro vomita, en têrminos metafóricos claro. Sienten un gran hambre de poder, no les basta mimar y adular ideologías totalitarias, precisamente las apoyan porque saben que son la única manera de sobrasalir y triunfar. En una sociedad abierta y libre, deberían trabajar arduamente para vivir de sus pensamientos, o de sus producciones artísticas, semejante esfuerzo les repugna (se acuerdan del concepto griego banausico). En cambio, en sociedades sin libertad, sin propiedad, ellos pueden buscarse un hueco bajo el ala del Poder; negociados con editoriales, auspicios para Festivales, subsidios para películas ínfimas, obligar a los alumnos a leer sus novelas, participar de las directrices de los Ministerios del Pensamiento (Cultura y Educación, otra que la Gestapo educativa) . Ellos gastan ríos de tinta y papel despotricando contra el lucro y la gente adinerada, pero son los primeros en cortarte la mano si les tocas sus sagrados copyrights; a veces hasta son accionistas de empresas que demonizan, como Michael Moore con Halliburton.
En conclusión, si ven un intelectual por la calle: salga corriendo.