Propaganda II

Por la radio se puede escuchar (si es que uno tiene el estómago suficiente) una campaña de "concientización" (aka: adoctrinamiento) acerca de lo feo que es tirar papelitos en la calle (por un momento pensê que el locutor era Muñoz). Con la consabida cantinela de "La calle es de todos".
¡Hey genios! nunca se les ocurrió que la suciedad es precisamente porque "la calle es de todos". Al no haber un dueño en concreto, nadie siente el deber de cuidarlas. Tal vez si tuvieran dueños, alguien se ocuparía de ellas, las barrería o contrataría profesionales para limpiarlas (como en New York, que muchos edificios contratan gente incluso para limpiar los chicles del suelo). Me dirá, es una locura, no, en una sociedad así los conflictos se reducirían, las tortuosas planificaciones burocráticas cederían su lugar a las necesidades reales de los individuos que habitan la ciudad. No existirían grandes planes, costosos e inútiles, que involucran el patrimonio de gente que nada tiene que ver en asunto. Incluso, si los dueños exigieran un pequeño estipendio por usar su calle, competirían por la mejor limpieza y seguridad con otras calles, abaratando esos "peajes". Seguramente tambiên existirían almas caritativas que no cobrarían nada. Lo harían por prestigio, interesados, sí, pero con un beneficio real al fin y al cabo.
No es tan difícil idear soluciones por fuera del Estado. Lo difícil es que te escuchen.