Intruducción a mi mundo

Antes de comenzar a hablar propiamente de la mitolgía escandinava, tengo que hablar cómo nos llegó. Para eso debo mencionar a Snorri Sturlusson, arqueológo, arquitecto, historiador, poeta, doble traidor, decapitado y fantasma. Hacia 1230, en su finca de Borgarfjord, compiló las poesías de los thulir (equivalentes a los rapsodas homêricos), las sagas (la Volsunga saga, la Voeluspa saga, entre otras) en un libro que luego llamaron Edda Mayor (Edda quiere decir abuela, aunque el têrmino es discutible), el otro recopilaba metáforas(kenningar) y lecciones de retórica, por su carácter eminentemente escolar se le dio el nombre de Edda Prosaica o Menor.
Gracias a estas recopilaciones podemos saber mucho de la mitología y sociedad escandinava, mejor que si sólo contaramos con fuentes romanas (Tácito). A pesar de la cantidad de información que aportan, muchas figuras divinas aún continúan siendo un misterio. Tampoco tenemos una descripción de la forma en que se oficiaban los ritos a los dioses, lo cual lleva a muchos a afiemar que se trata de una mitología en estado puro, sin dependencia de significación religiosa.
Lo referido a los dioses es puesto a menudo en boca de los videntes (papel eminentemente femenino), cuyo lenguaje rara vez es claro. Hay muchos sueños, visiones y profecías: es frecuente las atribuciones a dioses muy diferentes entre sí. Pero, aunque los personajes están a veces mal dibujados, sus aventuras forman un todo coherente, un gran drama que se desarrolla desde el comienzo del mundo hasta su espectacular fin. La mitología escandinava se presenta así como una inmensa tragedia, en la cual convergen el destino de los dioses, los hêroes y los villanos.
Próximamente nos meteremos de lleno en esta fascinante mitología.